Monday, December 04, 2006

Trueque de Sonrisas

Existe un día, o un minuto en ese día, donde la sonrisa la esculpe lo divino, y lo divino no es otra cosa que su presencia invisible señorita mia. Duele el rostro le aseguro, pero no existe cura conocida ni la busco aún. Le pido perdón, eso sí, por soñar tantas películas italianas en un segundo, y con tan poco material que me dio; pero es que, lo sabrá ya, yo sufro de usted, de vos, de ti, de todo lo que la nombre, y este padecimiento altera mis latidos, mis triglicéridos y hasta el crecimiento de uñas. Pero, desordenes aparte, parece que hoy fue un buen día para empezar, o para terminar, o para seguir en lo mismo, pero fue un buen día. Le recuerdo finalmente y sin animo de alterar su vida, que me debe aun un par de libros; el uno que usted sabe significa tanto para mi, y el otro que tengo que escribir al final de mis pasos para cambiarlo por una sonrisa, suya esta vez.