Monday, July 10, 2006


John W. Lennon. Existen seres que, con calidoscopio en mano, trascienden su estancia física en el mundo de los pálidos intrascendentes, seres que influyen a generaciones posteriores con su obra universal, aún cuando los que no caen envueltos en la magia que practican y con la que nos envuelven, nos descubren todas sus aberraciones, muchas veces imperdonables en cualquiera de los que pertenecemos al llano. Y es que tanto los unos como los otros, somos todos entes ambivalentes en esencia. No soy un fanático de Lennon, y hasta confieso haberme inclinado a comprar el último trabajo de Arjona en lugar de Double Fantasy en más de una oportunidad (peor aún, lo seguiré haciendo), pero lo cierto es que el hombre permanentemente triste, como lo veo yo, no ocupa un lugar entre los otros 8 dueños de la verdad por haber sido el líder-genio-compositor de los músicos más importantes en la historia, tampoco por ser testimonio viviente de que uno se puede enamorar profundamente de un alma sin importar el rostro ¿cierto Yoko?, y menos aún por su disposición permanente y altruista de ser el conejillo de indias de cuanta sustancia alucinógena se inventara; sino porque, si bien hay seres que hacen de este un mundo mejor con sus obras y con su ejemplo de vida, hay otros que lo hacen con sus palabras, y este es el sitio de Sir Lennon, irrenunciablemente. Sólo alguien que ve más allá de lo que el vulgo ve, y en forma tan clara, que encuentra lo obvio donde todos buscan lo complejo, que descubre lo simple de “quiero coger tu mano” como principio de vida, cuando el resto de nosotros quemamos el tiempo preguntándonos como diablos funciona un microondas, solo alguien así puede ser considerado un dueño de la verdad, y Lennon lo hizo con tan solo siete palabras y nos lo escupió en la cara “War is over, if you want it”… ¿suficiente no?

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